La partida de Agustín Briolini, joven y talentoso músico cordodes, sintetiza la desidia, el valor que tenemos como sociedad del quehacer musical, el valor que tienen los sueños de aquellos que abrazan el lenguaje de las artes y la cultura para desplegar su existencia. Su partida en manos de la crueldad y violencia de la indiferencia nos convierte en infinitamente responsables.
Es ésta una realidad en la que Todos los músicos convivimos a diario, la relación que tiene el sector público y privado con la actividad musical, la ausencia de los sindicatos en el quehacer de la música popular e independiente; pero también nuestro compromiso con la propia música, nuestra falta de participación civil y democrática en la construcción colectiva en la búsqueda de soluciones para que estos flagelos no acontezcan; la pasividad de rehenes del individualismo, la pereza ante la inminencia, la indiferencia e irresponsabilidad ante el Otro: un colega, un compañero, un amigo.
Agustín, uno de nosotros, un músico que vino a este mundo a decir, a hacer y a dar sin más que perseguir el legitimo e irreductible sueño de trascender desde el canto y la poesía. Un colega, un compañero, un amigo a quien hoy despedimos sin respuesta a tanto interrogante, pero con la convicción de que su partida es hoy una razón para seguir militando por una transformación de la música en la Argentina.
SONAR Músicos Independientes de Córdoba envía sus condolencias y acompaña a los familiares y amigos en éste momento; y al mismo tiempo, asume la infinita responsabilidad de trabajar incansablemente en aquello que nos trascienda individualmente y permita que la música sea un bien común para toda la sociedad.